Con razón le llaman pucherazo
EL PP, como en el cuento del lobo y los siete cabritillos, ya no enseña sólo la patita, sino que actúa a dentelladas contra los derechos de la ciudadanía. Yo había querido creer que dejarían de lado aquello del voto de lo que pomposamente llaman exiliados por ETA, pues es una maniobra tan evidente para mejorar resultados electorales como en su día fue la Ley de Partidos. Pero hete aquí que tienen toda la intención de sacar adelante ese mecanismo tan cuestionable desde el punto de vista jurídico y qué decir del moral al engañar con algo tan sensible como el sufrimiento padecido.
Durante años soportamos sus agresivos discursos en los que se manchaba la reivindicación nacional vasca con la disculpa de la violencia terrorista y parecía razonable pensar que, llegado el momento actual, nos dejarían en paz y se aplicaran aquello con lo que siempre se les ha llenado la boca, esto es que en democracia puede defenderse cualquier idea. Pero no, aquí de democracia más menos que más.
Cuando lo denunciábamos nos tachaban poco menos que de connivencia con el terrorismo, con el que no teníamos nada que ver pero su intención real era ensuciar la idea de nación vasca y del histórico acumulado por el nacionalismo vasco, que si algo ha sido es precisamente demócrata.
Ahora que se les ha acabado el argumento de ETA queda demostrado que lo que más les molestaba y preocupaba era precisamente nuestra legítima reivindicación de soberanía para llevar hasta su máxima expresión los derechos que son inherentes a cualquier pueblo del mundo (por lo tanto también al vasco) y que puede hacerse realidad teniendo en cuenta las mayorías conseguidas en recientes confrontaciones electorales.
Mejor no les recordamos quiénes fueron sus padres y abuelos de pistola al cincho antes y después del 36. Hoy seguimos esperando que nos pidan perdón por las barbaridades de aquellos que obligaron al exilio, que encarcelaron, privaron del trabajo y robaron los bienes, humillaron a hombres y mujeres de bien, prohibieron nuestra lengua y otras manifestaciones de la cultura vasca o directamente asesinaron a los nuestros.
Cualquiera con dos dedos de frente se debería rebelar contra una maniobra tan burda como esta que atenta contra los derechos constitucionales y electorales de las personas que votamos legítimamente aquí, que pagamos nuestros impuestos aquí, que trabajamos para avanzar aquí… Además el cómo hacerlo es complicado: ¿Quién es el exiliado? ¿De dónde se sacan las 300.000 personas? ¿Será esa cifra la que han calculado para hurtar de nuevo Ajuria Enea? ¿Cómo se demuestra si marchó bajo amenaza o simplemente tuvo una oportunidad de medrar fuera de aquí? ¿Los que se construyeron una casita en el pueblo tras jubilarse aquí también entran? ¿Yo que viví en Nafarroa unos años podré votar también allá? Igual argumento que la derecha recalcitrante y extrema navarra me hizo la vida imposible, lo cual es absolutamente verdad.
Demasiado obvio este nuevo intento de ir contra la mayoría social vasca al pretender que casi un 11% -sería más alta sobre el censo electoral- de la población total de las provincias vascas del sur se haya marchado por razones de limpieza ideológica, como afirmaba sin avergonzarse el señor Oyarzábal del Partido Popular, a la par que demostraba un sentido del humor enorme al pretender que el PNV apoye que le roben de nuevo el gobierno.
Menos mal que mañana son Madalenas, lo que nos animará a cantar y bailar frente al mar de las vascas y vascos.