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Un trillón de razones

la aparente inevitabilidad de la asunción de las "recomendaciones de obligado cumplimiento" del Memorando de Rescate de la economía española, el rápido aplauso de la Comisión Europea a las medidas anunciadas por el presidente Rajoy y la insensible respuesta de los mercados y la disparada prima de riesgo en un caótico y desorientado escenario en el que estamos inmersos, exige preguntarse si caben alternativas y si la grave situación admite una mejor gestión.

En los últimos meses, un destacado grupo de empresas en el mundo de las tecnologías de la información hacía llegar a la Administración Obama un documento con propuestas para la reforma de la Administración pública norteamericana y su impacto en la competitividad del País. La propuesta exigía un presupuesto próximo al trillón de dólares por lo que recibiría el título de Un Trillón de Razones para potenciar la Industria pretendiendo justificar la necesidad de las medidas propuestas.

En el caso de la situación de la economía española, el actual Gobierno y quienes aplauden todas sus medidas parecerían dar por sentado que no hay otras alternativas. Asumen que cualquier actuación se justifica en sí misma y que si "Europa" presta el dinero que España necesita, solo queda decir amén, felicitar y apoyar al presidente y su ministro de Economía y aceptar el discurso de la culpabilidad de la banca (sobre todo las cajas de ahorros), de las Comunidades Autónomas y sus gobiernos y la de "los ciudadanos insolidarios que participan de un determinado estado de bienestar a suprimir por ser insostenible". Contra este planteamiento lineal, cabría preguntarnos si alguien explica el "trillón de razones" que justifican el sacrificio exigible y si nuestra economía, sociedad, arquitectura institucional y voluntad están preparadas para la transformación necesaria que conlleva. Hoy más que nunca, el porqué y el para qué de una política determinada deben explicarse y las decisiones han de ser tomadas en los foros y tiempos legitimados para hacerlo.

Si bien el trillón de razones no pueden recogerse en este artículo, al menos intentamos preguntarnos sobre algunas de ellas: ¿estamos preparados para la transformación exigida a cambio de la incontenida sucesión de medidas propuestas, aprobadas, implantadas o "amenazadas"?

1. ¿Las 32 medidas/condiciones para prestar dinero a la Banca y al sistema financiero responden a las necesidades de financiación de las empresas, familias y País? ¿Una nueva (sexta reforma) sin resultado alguno? ¿El horroroso destrozo de las cajas de ahorros nos ha llevado a algún sitio o hemos desaprovechado la oportunidad de fortalecer un instrumento válido pese a los desmanes de unos personajes con nombre y apellido? Cuándo ni bancos ni cajas puedan financiar ni a la industria ni las infraestructuras indispensables, ¿habremos generado instrumentos que faciliten tal crédito? ¿Es más económico, eficiente y socialmente aceptable generar un banco malo o liquidar de forma ordenada un maniqueísmo como Bankia -por ejemplo- o destinar miles de millones a salvar a un competidor que no ha hecho los deberes?

2. Más allá de culpabilizar al empleado público de todos los males y de actuar sobre su salario, ¿Alguien ha rediseñado la arquitectura institucional del Estado? ¿No es momento de reinventar el estado autonómico e hincar el diente al verdadero debate real y pendiente de la confortabilidad vasca y catalana en el Estado? ¿No es momento de constatar la realidad de un desarrollo a "3 o 4 velocidades" de una España desigual que incrementará sus diferencias en los próximos años de crisis y adecuar las administraciones al servicio de los ciudadanos y su economía real? ¿Quién y cómo asignará las nuevas competencias entre diferentes niveles institucionales? ¿O es el momento de 10 o 12 Ciudades-Región como base y estructura del nuevo modelo?

3. ¿Qué modelo económico ofrecerá futuro a la España del ajuste y el recorte? ¿Cómo se generará empleo y tejido industrial? ¿En qué cajón se ha quedado la tan "laureada" Nueva Economía Verde? ¿Y la economía del conocimiento, de la creatividad y de las ideas, sobre que sistema educativo, universitario y de innovación basará su estrategia y recursos?

4. ¿La inadecuación de determinadas inversiones en infraestructuras a su necesidad y coste real supone la paralización o ralentización de todas aquellas imprescindibles para hoy y no para dentro de 15 años cuando una generación haya perdido su tren?

5. ¿Y la red de Bienestar? ¿En donde quedará el orgulloso logro de un importante estado de bienestar concebido como "Nuevo Pacto Social", generador de cohesión, compromiso contribuyente-ciudadano para fortalecer una sociedad más igual, más libre y más justa? ¿Basta con proclamar que "no nos la podemos pagar" y tirar por la borda uno de los mayores logros de etapa de una transición inacabada?

6. ¿Y la legitimidad democrática -por no hablar de la competencia y capacidad de la gobernanza europea vigente- de quienes fijan la política a seguir, deciden en foros unipersonales autoimpuestos? ¿Para cuándo la nueva arquitectura europea acorde con la voluntad democrática de los pueblos y las personas que la conforman? Este ni es el club al que decidimos incorporarnos ni son las reglas que aceptamos por libre voluntad y adhesión.

7. ¿Y la actitud individual y colectiva? ¿El carácter deudor obliga a caer en una actitud indolente y vivir en una Sociedad anestesiada pendientes de otro nuevo Decreto de Medidas Urgentes?

… Definitivamente, no se trata de aplaudir o aceptar un conjunto de medidas. Se trata de construir un futuro para el que siendo más que probable la solución urgente de demasiadas ineficiencias, solamente encuentran sentido con un propósito concreto. Hoy, seguimos sin conocerlo. Demasiado coste para tan poca respuesta o razón a una política concreta.