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¡Por fin!

por fin!, dirán contentos los y las seguidoras de Batasuna. ¡Por fin!, decimos todo el resto.

Con la legalización de Sortu dejan de tener sentido algunos discursos que, durante años, han monopolizado la política vasca. Por un lado, el correspondiente al ámbito de la autoproclamada izquierda abertzale, para la que termina un período de ilegalización (sin duda inaceptable desde el punto de vista de los derechos civiles) y que ahora debe comenzar otro mucho más largo aún de aclimatación y participación democrática, además de consolidar un partido que juegue en el día a día de la política seria no victimista.

Esta decisión elimina también de raíz los argumentos de aquellas otras voces interesadas que se han dedicado miserablemente a calumniar y a intentar debilitar las posiciones de las fuerzas políticas vascas que trabajaban sin violencia en la defensa de nuestros derechos nacionales, por su presunta coincidencia con aquellos otros que optaron por otro camino.

La que era inevitable legalización de Sortu en el contexto del fin de ETA servirá para que durante unos días se le llene la boca con soflamas apocalípticas a la derecha española ultramontana. Pero vamos a hablar claro: el Tribunal Constitucional se lo reparten el PP y el PSOE, y ahora, con ese seis a cinco de la decisión positiva a la legalización, el segundo le ha hecho un favor pactado y consensuado al Gobierno de Rajoy. Otra cosa es lo que digan para la galería unos y otros para contentar a sus bases sociales.

Malo sería no tener memoria y olvidar que el partido de Rubalcaba apadrinó la Ley de Partidos o decisiones anteriores contrarias a esto mismo acordado esta semana en el alto tribunal. Pero ya sabemos que su mala manera de hacer política pasa por cambiar lo que haga falta -y cuantas veces haga falta- con tal de lograr réditos electorales u otros, como hicieron con la ley de partidos, y que no fue más que abusar del electorado para colocar al señor López en Ajuria Enea.

No engañan. Con esto de la legalización se están apoyando mutuamente: para el PP supone la ayuda que Rajoy necesita para hacer, sin que se note, las pequeñas concesiones de escenificación que a la postre van a ser el fin de ETA, y para los socialistas la posibilidad de ennoviar en un futuro cercano con quienes ilegalizaron.

Hemos llegado al punto que ansiaba el mundo de Batasuna y también el resto, para que de una vez por todas se apunten a hacer la política que otras fuerzas nacionales vascas ya hacían y que merece el pueblo vasco.

Sin embargo, quedan muchas incógnitas que se me suscitan al observar los coqueteos de Batasuna/Sortu con el PSOE y sus continuos ataques al PNV, mayores incluso que los que realizan contra los partidos de adscripción nacional española. Despejarlas es cuestión de poco tiempo.