"Perdidos" y ahora también mareados
Es triste reconocerlo, pero la sexta temporada de Perdidos no tendría que haberse rodada. La primera nos asombró y planteó un cliffhanger insuperable, con millones de espectadores pendientes de una escotilla misteriosa. La segunda nos desconcertó al introducir en escena a la Iniciativa Dharma y a Benjamin Linus, un villano que ha entrado por derecho propio en la historia de la televisión. La tercera entrega nos angustió con otro cierre de temporada antológico: Charlie se ahogaba, pero antes de morir escribió en su mano que el barco que llegaba no era el de Penny. Incluso la cuarta temporada fue aceptable, con la salida de la isla de seis de los personajes y un cataclismo final que se produjo al girar una misteriosa rueda. La quinta ya fue un delirio, con todos los personajes viajando en el tiempo y en el espacio y sin saber ni ellos mismos si era antes, ahora o después. Acabar ahí la serie hubiera sido morir con dignidad y habría ahorrado este bochorno a los losties de todo el mundo, que andan diciendo (pero por lo bajinis) que estos capítulos son una tomadura de pelo con pretensiones místicas. Los más fanáticos no admiten que se hable de fiasco y aún esperan un milagro que explique convincentemente qué es el humo negro, quién es Jacob e incluso por qué en los albores de la serie había un oso polar. Es duro admitir que se han perdido cinco años viendo algo que no tiene ni pies ni cabeza, así que habrá que perder otro más para hablar del final. Sin embargo, los espectadores de Cuatro no parecen de esta opinión y han desertado en masa. De hecho, la cadena de Sogecable vuelve a mover la serie, que el próximo domingo se emitirá a las ocho de la tarde en vez de a las nueve y media después de que la semana pasada se quedara con 833.000 espectadores y el 5,1% de share. Sólo ha estado tres semanas en esta ubicación, a la que llegó desde el prime time de los martes. Tercer horario en dos meses. Los seguidores más irreductibles culpan a internet y los más ecuánimes admiten el deterioro argumental, pero todos están mareados.