Televisión 3D
CUANDO todavía no hemos culminadoel ciclo de adaptacióna la TDT, con sus decodificadoresy cambio de antena, y teniendo aúnpendiente el pago de los últimosplazos del televisor de pantalla plana,la niña de nuestros ojos, seanuncia el advenimiento del nuevohito tecnológico de la era delocio: la televisión 3D, la tele conimagen en relieve, réplica de igualprodigio visual del que disfrutamosen las salas de cine.
Vayan calculando que si esta tecnologíaya está en proceso de fabricaciónen serie y que si Panasonic,Samsung, LG, Toshiba y Sony tienenpreparados sus respectivosmodelos, lo más probable es quepara 2011 la publicidad le empiecea camelar para que compre el nuevoaparato al precio de 1.500 euros.
¿Y qué es esto para una sociedadque consume más de una sexta partede su vida (255 minutos cada día,en cifras de febrero pasado) delantede la tele? De hecho, la retransmisióndel Mundial de fútbol quese celebrará el próximo verano enSudáfrica incorporará este formato,lo que incentivará la venta deun millón de estos televisores.Goles en 3D: el éxtasis para el futbolero.
Y mientras hablamos del avancede las tecnologías, somos víctimasdel monstruoso deterioro de unaprogramación que somete a laspersonas al espectáculo de su propiaabyección ética. Una pantalla3D para ver a Belén Esteban, imagenen relieve para contemplar ladegradación de ETB con Urrosoloy los caóticos teleberris,magia estereoscópicapara asistir a la resurrecciónde Franco en IntereconomíaTV… Para eso ya nos valía elviejo armatoste Telefunken enblanco y negro. Empiezo a creerque la supertecnología nos hacemás estúpidos, como un niñato abordo de un Ferrari.
Nos hace falta, claro que sí, unatelevisión 3D, que ponga relieve ala vida plana del espectador adicto.Una necesidad previa a cualquierinvento, una aportación radical.¿Cómo debería ser la auténticatelevisión 3D? Lo digo con esperanza:Didáctica, Democrática yDivertida. Y esto no depende deSony, sino de la gente.