Terol roza el larguero: Uyyyyy!
UN programa cuya apoteosis final consiste en un elenco de nueve hombres y una sola mujer bailando desacompasadamente lo que denominan el Jai Alai dancing no puede tener un recorrido muy largo en televisión, a menos que reconsideren el guión o cambien al responsable de personal. Y cito esta escena de Uyyyyy!, que aún permanece incrustada en mi retina, para demostrar que vi la segunda entrega del programa de Oscar Terol en ETB-2 hasta el final y sin rechistar. También es verdad que pedí en casa que me escondieran el mando de la tele para evitar el zapping compulsivo al que estoy acostumbrado.
El espacio en cuestión es un combinado de información deportiva y humor que se asemeja a uno de esos experimentos fallidos de Ferran Adriá que nunca han visto la luz. Podría salir algo de ahí, aunque todavía no han dado con la fórmula adecuada. En estos momentos, como programa deportivo es de risa, pero como programa de humor, aburrido. Y lo siento por la gente que intenta mantenerlo a flote, en especial por Cabestany y Patxi Salinas, que insuflan aire fresco y naturalidad en un batiburrillo de txoko en el que no se sabe bien quién tiene que cocinar y quién sentarse a la mesa.
El del martes lo dedicaron al golf, una mera excusa para llevar a Olazabal, cuya entrevista fue continuamente interrumpida para recordar sms, incluir vídeos sositos o golpear a un musculoso joven en la espalda con un palo de golf, hecho que dejó a la audiencia completamente perpleja.
Además de Terol -echamos de menos su impronta de Vaya Semanita- desfilaron por el plató otros personajes errantes. Uno de ellos, el cocinero David de Jorge, a quien adjudicaron el papel estelar de elaborar un bocadillo de jamón y queso. Triste faena para un personaje que podría dar más de sí.
La desgracia de los programas de televisión es que la crítica les llega al principio y no al final de su trayectoria. Quizá Uyyyyy! necesite tiempo para reconstruirse. Yo les daría, al menos, otros 90 minutos.