El oxímoron de Cristina Pedroche
Querida Cristina: un oxímoron es la unión de dos ideas incompatibles y eso es, precisamente, lo que ocurre cuando se pretende denunciar la violencia machista mientras se sigue promoviendo, normalizando y celebrando la cosificación del cuerpo femenino como espectáculo para la mirada masculina. No se combate una cultura de la desigualdad reproduciendo sus códigos más ranciamente asentados, ni se puede hablar de compromiso feminista mientras se coloca de nuevo a las mujeres -y a nuestros cuerpos- en el mismo lugar humillante de siempre: el de objeto al servicio del consumo ajeno. Esta contradicción no es inocente ni banal; alimenta el imaginario que trivializa la desigualdad y del que brota, en su forma más extrema, la violencia que luego se dice condenar. Por eso no es solo una incoherencia discursiva, sino una tomadura de pelo para el espectador y, sobre todo, una falta de respeto hacia quienes sufren las consecuencias reales de ese machismo estructural.