A los niños de ahora ya no se les ve con las rodillas desinfectadas con mercromina. ¡qué preocupante es todo esto! Al parecer la mayoría aprovechan su tiempo libre en casa con sus juguetes digitales y no salen a la calle a jugar de “forma analógica”. Nosotros teníamos un balón destartalado para diez, una bici compartida por cinco, un frontón donde los mayores imponían su criterio pero nos dejaban algo de la cancha a los pequeños y las “trompas” eran de madera sin lucecitas, etc.

Estamos creando una generación de zombies digitales para quienes las canicas de siempre ya solo valen para adornar floreros.

Ojalá que los niños vuelvan a las calles y parques a jugar como lo hicimos nosotros y a ponerse mercromina en las rodillas. Se merecen algo más que pantallas digitales. Lo desea un aitxitxe que fue feliz sin ellas.