Envío de cartas a cartas@deia.eus
NOTA DE REDACCIÓN. Las cartas no deben superar los 500 caracteres y deben estar identificadas con nombre y apellidos de su autor, así como la dirección, teléfono y el DNI. DEIA se reserva el derecho a la edición.
Hace treinta años que adolezco de diferentes patologías que han sido y siguen siendo tratadas a día de hoy en ambulatorios y centros hospitalarios. Desde que pasó lo de la pandemia hasta el día la fecha, he observado que la relación médico-paciente se ha deteriorado en muchos casos hasta la enemistad. A voz en grito estamos unos con otros. Queja va, denuncia viene. Y no tengo nada claro que en un futuro próximo esta situación se vaya a reconducir, sino más bien lo contrario: tengo el pálpito de que va a ir peor. Es un hecho que los pacientes acudimos a las consultas con ansiedad. Por motivos varios. Es un hecho que se precisa de más personal en Osakidetza y que no dan abasto. Pero esto no justifica ciertos comportamientos que suceden en nuestros centros sanitarios y que no se pueden aceptar. Por ello es necesario instaurar cámaras de videovigilancia, con audio, para supeditar tanto el comportamiento que tienen algunos pacientes con los sanitarios -que pueden llegar a la agresión física- como el comportamiento que tienen algunos sanitarios hacia los pacientes. Pues he comprobado en primera persona que algunos son tan inhumanos que procedía haber aplicado de inmediato una sanción disciplinaria o incluso su expulsión. Por tanto, animo al Sistema Vasco de Salud a instaurar los medios de videovigilancia que solicitan los ambulatorios y hospitales. Pero, por supuesto, con la garantía de que dichas grabaciones se pongan igualmente a disposición del paciente, siempre que las solicite porque se haya visto afectado por un maltrato o una mala praxis profesional, para poder demostrarlo. Creo que todos estamos de acuerdo en que las infracciones, vengan de quien vengan, deben ser sancionadas.
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