Envío de cartas a cartas@deia.eus
NOTA DE REDACCIÓN. Las cartas no deben superar los 500 caracteres y deben estar identificadas con nombre y apellidos de su autor, así como la dirección, teléfono y el DNI. DEIA se reserva el derecho a la edición
Hablando con mi mujer y mi hija un rato antes de ir a la cama, dije: ¡pues la tabla periódica es apasionante! Me miraron las dos con cara de asombro, como si me hubiera dado un patatús. Quizás, el contexto no fuera el más adecuado (la cría había tenido examen de la tabla ese mismo día y lo había suspendido) para realizar tal afirmación. Entonces, me puse a pensar, ¿por qué algo que sé que puede resultar apasionante (y no solo a los aficionados a la Ciencia) se convierte en algo aburrido, tedioso e inútil? En vez de memorizar información, ¿no sería más útil hablarles de lo sociable que es el Flúor, ya que le gusta reaccionar con muchísimos elementos? ¿Hablarles de lo antipático que es el Neón, ya que no se junta con nadie? ¿Hablarles de por qué el oro es tan caro? Nos escudaremos en falta de medios, en la falta de interés hacia la Ciencia... pero… ¿y la pasión? Las ganas de enseñar que tras los números, la Física, la Química, la Biología… se esconde la naturaleza, la tecnología, la vida... y sí, ¡es apasionante! Despertemos en los alumnos la curiosidad por la Ciencia y todo lo que esconde, para que la siguiente vez que diga ¡es apasionante!, no me miren como si estuviera delirando.
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