María Branyas, catalana de 117 años, fallecida hace pocos días, acaba de transferir el título de la mujer más longeva del mundo a la japonesa Tomiko Itooka de 116 años. La vejez no es cuestión de años, no es cuestión cuantitativa, sino cualitativa. Cuando una persona no es moldeable, está cerrada a todo tipo de educación, y ya es incapaz de aprender algo nuevo, entonces sí es vieja y pronto, decrépita. Es verdad que los años pesan y las facultades mentales disminuyen, pero nuestro espíritu puede permanecer intacto mientras sea educable. La juventud no se mide por los años sino por el ánimo de superación que uno lleva dentro. Siempre he admirado en gran manera a los viejos “jóvenes” que se esfuerzan por observar, estudiar y aprender.
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