El proyecto Guggenheim de Urdaibai tiene un gancho inigualable. Emplazado en la reserva de la biosfera, entre Murueta y Gernika, que se haga realidad es cuestión de tiempo. Un guiño encubierto, quizás, para que el Guernica vuelva a casa. Picasso inmortalizó el bombardeo en este lienzo convirtiéndolo en un icono y qué mejor lugar que la sombra del árbol de Gernika para que dos símbolos equivalentes descansen en paz.

El Museo Guggenheim Bilbao ha transformado Bizkaia en su propio museo. Hoy día don turismo es, como el dinero, poderoso caballero, y como tal se le debe pleitesía. El 18 de julio, una mujer visitó la exposición de Yoshitomo Nara, vestida con una camisa palestina que ella misma confeccionó, convirtiéndose sin esperarlo en otra exposición. Después de ser cacheada, fue obligada a quitarse su atuendo. ¿Recuerdan la pleitesía que les comenté anteriormente? Conozco a esta mujer y nunca olvidaré su desgarrador llanto cuando perdió un ser querido. Lo que está sucediendo en Gaza es desgarrador, el grito de dolor de la madre que sostiene en sus brazos a su hijo ya muerto del Guernica, aun sin oírse, es desgarrador.

Por favor, no contribuyan a anestesiarnos ante los dramas de la vida, moldeándonos en seres indiferentes que deambulan por una vida turística llena de imágenes alegóricas.