Síguenos en redes sociales:

Cartas a la directora

Aquel columpio de plata

Hace ya algunos años, un parque infantil de un barrio de mi pueblo obtuvo un prestigioso premio estatal sobre áreas infantiles y equipamientos municipales. Integración con el entorno urbano, seguridad e innovación y toda clase de facilidades para la convivencia de mayores y pequeños, eran algunas de las muchas bondades para la concesión de tan prestigioso premio. Mención especialmente a reseñar su gestión de un entorno sostenible, respetuoso con el medio ambiente. En definitiva, toda una joya en los tiempos que corren. Parece que todo esto va a cambiar supuestamente en aras del progreso y la modernidad; tal vez por necesidades logísticas que yo misma y muchos de mis convecinos y convecinas de este nuestro barrio -pobres incultos- no acabamos de entender. Si se cumplen esos planes que tanto tememos, ya no habrá más columpios de plata, desarrollo sostenible, convivencia entre mayores y txikis (por mucho que nos digan lo contrario). En este barrio nuestro, han crecido y jugado muchos de nuestros hijos, ahora también los nietos. Ahí están sus risas y juegos. Queremos nuestro barrio tal y como está. Seguro que hay más alternativas para ese moderno futuro. Seguro. No quiero ser malpensada -esto es solo una reflexión personal-... Seguro que detrás de todo esto no haya ningún jugoso pelotazo, ¿a que no? A estas alturas, ya hemos adivinado de qué barrio hablo, hablamos. ¿A que sí? Nuestro barrio, nuestro parque, nuestra vida.