Cuando veo a una pareja de ancianos que pasean cogidos de la mano, no puedo dejar de admirar el milagro que estoy presenciando. Estoy seguro de que no se trata de un milagro casual, sin duda, está hecho a base de voluntad, de trabajo, de capacidad de riesgo, de confianza, de ensayo-error de expectativa, de paciencia, de tantas cosas… Es un milagro hecho de donación y diálogo. Milagro que aquellos que se casan con el Señor saben que no es fruto de la improvisación. Está construido también de perdonar y de recibir el perdón, de mucho sentido del humor y complicidad… Amar a alguien no es tan solo un sentimiento poderoso, es también una decisión, un juicio, una promesa, una tarea. El amor no soluciona problemas, los causa. El amor nos complica la vida. Pero el amor nos abre el mundo al otro y a nuestro yo más auténtico.
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