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Cartas a la directora

Hierro

Mi abuelo Ramón, buen mecánico y de familia de inventores, además de simpático por naturaleza: se hizo millonario tres veces y se arruinó otras tantas, porque se gastaba alegremente todo lo que ganaba; mi abuelo decía, cuando veía alguien flojo en el trabajo: “carrico de poco hierro”. Ahora resulta ser un componente esencial de la sangre el hierro para la salud física y mental, como la tabla periódica en sangre. Porque de la escasez llega la anemia, otro mal por defecto de hierro. Al final, somos pura química y física, dicho más bonito: “polvo de estrellas”, según Carl Sagan que además de científico era poeta; polvo de unas estrellas cuadradas al cuadrado que supongo tienen alma o simplemente, cuando flaquean, como decía mi abuelo “carricos de poco hierro”.