Esta mañana, paseando, me ha dado el latigazo de la nostalgia. Cuando he oído una canción italiana de mis tiempos he llegado a casa y me he puesto al ordenador: he buscado Gure basterrak de Mikel Laboa y he clicado. Me ha aparecido la canción y un mix que el propio ordenador se ha preocupado de elaborar con las canciones y música que más me gusta, que él mismo ha seleccionado y juntado de toda la música que he escuchado a través del ordenador en los últimos años. Un lujo. Aunque me joda, porque es una forma de decirme que pinto menos que un pimiento en esta vida, en este mundo que nos ha tocado vivir, he de reconocer que es un lujo que alguien o algo que haga por ti lo que quieres hacer tú. Música desde I want you de Bob Dylan hasta el Aromo de Atahualpa Yupanqui, pasando por Beethoven y Johan Sebastian Bach, Pablo Milanés y Voglio vederti danzare de un italiano que huele el espíritu de las cosas, de las brasas y de la hoguera. Diréis que este pobre hombre que dice estas cosas está un poco o bastante mal de la cabeza. Pero como se dice ahora para no solucionar nada: “Es lo que hay”.