Nos jugamos mucho
A quien tenga pereza o excusas para ir a votar el próximo día 23, le recomiendo que se ponga las pilas si no quiere que volvamos al pasado nostálgico de la derecha extrema. Si la derecha y la ultraderecha llegan al poder vamos a retroceder mucho en la lucha contra la violencia machista, dijo Asun Casasola, la madre de Nagore Laffage, asesinada hace quince años en la capital navarra. Feijóo ya ha anunciado que va a derogar muchas de las leyes puestas en marcha por el gobierno progresista. En lugar de mirar a la Europa del siglo XXI, vamos a la involución del siglo pasado (décadas de retroceso), con importantes restricciones en materias de libertades democráticas y sociales. Vox no quiere saber nada sobre el Convenio de Estambul, que reconoce que la violencia de género, contra las mujeres y las niñas, es una violación grave contra los derechos humanos. También es partidario de eliminar las autonomías. Los que tenemos memoria sabemos que con el gobierno de Aznar en el estado español hubo el mayor atentado de la historia (11-M), con centenares de personas muertas y además con el agravante de mentir deliberadamente para hacer creer a la opinión pública que los autores eran de ETA. Rajoy aprobó 2011 para imponer el mayor recorte de la historia y una gran subida de impuestos mientras el déficit se situaba en el 8%. En su partido, el Partido Popular del que era presidente, los casos de corrupción le llevaron hasta los tribunales para declarar por si sabía quién pudiera ser el M. Rajoy aparecido en los papeles de Bárcenas. La derecha extrema no piensa en los derechos y libertades de la mayoría, los restringe para que vivan cómodos una minoría de la sociedad.