Con ocho basta
Intentar perpetuarse en la política a toda costa convirtiéndola en un refugio laboral ejerciendo como político profesional, es lo que percibe el ciudadano al ver las planchas electorales de los partidos políticos ante las convocatorias electorales; son listas por el interés personal, no general. La política necesita renovación y lozanía, no anquilosamiento; resulta imprescindible por higiene democrática que desde un presidente de Gobierno hasta el último concejal, limiten su cargo público a ocho años. Quienes pagamos sus considerables sueldos debemos exigir que nuestros representantes sean conscientes de que son servidores del pueblo con fecha de caducidad; basta de prebendas con contratos vitalicios.