Referente es el aeropuerto de Loiu con casi 1.500 vuelos durante los 11 días de las vacaciones de la llamada Semana Santa. No voy a ser tan torpe como para negar que eso forme parte del progreso económico. No obstante sí me gustaría que alguien más docto en la materia me explicara por qué tanto avión quemando queroseno es estupendo y todo el mundo se pone la mar de contento, mientras que el tráfico de vehículos de combustibles fósiles es una cochinada, que lo es. Puede ser que los aviones sean más sostenibles por aquello de la aviónica. Pasamos de la bicicleta al reactor con una flexibilidad de principios ecologistas realmente curiosa. Por no hablar de lo mal que nos sienta que nos suban el precio de las lechugas y lo contentos que pagamos los billetes de avión. Sin protestar.