Felicidades, Renfe

Quiero felicitar a Renfe porque los dos últimos días he logrado llegar a la hora a mi trabajo gracias a que los dos trenes que me acercan a él llegaron con apenas un minuto de retraso. Por supuesto, y para quien no lo ha captado, es una ironía, porque si bien es cierto lo que cuento, también lo es que prácticamente no hay día en que no haya retrasos en las líneas de Cercanías de las que soy usuaria. Cuando no es porque “ahora que es gratis, Renfe tiene desactivado su compromiso de puntualidad” es porque “faltan maquinistas” o es que “como es gratis mucha más gente utiliza los trenes y entonces en la bajada y subida de pasajeros se emplea más tiempo”. Sin ir más lejos el otro día emplee casi una hora en un viaje que, aunque se realiza en dos trenes, apenas supera los quince minutos de tiempo. Si especialmente siento esta situación, además de por los sufridos usuarios que siempre llegamos tarde, es por los empleados de atención al público, ya que nos tienen en todo momento en las ventanillas haciendo preguntas que no saben contestar porque a ellos tampoco nadie les ha informado. No es la primera vez que realizo esta queja y, mucho me temo que, por desgracia, no será la última.