La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, afirma que la ciencia española está en un momento revolucionario. Quiero creerla, señora ministra, pero por qué será que cada vez que un ministro del ramo afirma que la ciencia e innovación crecen de manera importante -o bien tiene previsto hacerlo- se queda en bonitas promesas; ciencia ficción vamos. Ciertamente, desde que se recuperara el ministerio como tal de Ciencia, algo hemos avanzado en I+D y ya no están los oscuros días de algunos gobiernos, donde la inversión al respecto era prácticamente nula, pero de ahí a decir que será revolucionario, creo que es mucho decir. Algo se ha hecho estos últimos años para que la I+D deje de ser la hermana pobre de los presupuestos del Estado, pero lo cierto es que científicos y científicas, investigadores e investigadoras, siguen teniendo grandes dificultades para conseguir que sus proyectos salgan con holgura hacia adelante, que sus sueldos y retribuciones no son muchas veces dignos para el trabajo y esfuerzo que realizan y que quizás se queden en el camino por falta de financiación. Decía la ministra que pronto llegarán esos fondos europeos, salvadores ellos, y que después se irá aumentando del PIB hasta el año 2030. Quiero seguir creyéndola, de verdad que sí, y más viendo la celeridad que se han dado en aumentar el presupuesto, en ciertos gastos de nada, en Defensa he oído. Que la ciencia no es ficción, que la ciencia es el futuro.
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