En política está en juego un normalidad que solicita la ciudadanía, mientras PP y PSOE se llevan divinamente mal, se enzarzan en luchas de poder y miran a un lado y a otro, solicitando la compañía de los partidos minoritarios. Mientras, la ultraderecha se frota las manos, esperando alcanzar una mayoría de votos que lo eleve a las altas esferas del poder nacional, para desde allí manejar los hilos y tergiversar todo aquello que hemos alcanzando democráticamente.