He recibido por internet el "criptograma" de la BFA (Bizkaia Foru Aldundia) para la declaración de la renta de 2021. Criptograma fue el título de un impreso satírico de La Codorniz. Tenía la peculiaridad de que nunca se cumplimentaba correctamente y así lo podía rechazar en la ventanilla. He intentado desentrañarlo, pero imposible, por lo que me sugieren que pregunte en la Hacienda Foral. Llego a una funcionaria que se empeña en darme cita previa, si no, no me atenderán, me dice. Además de pagar impuestos, sospechoso. En Alemania los organismos oficiales miden la eficacia por el grado de satisfacción del ciudadano que acude a realizar gestiones. El Gobierno español publicó un informe alardeando ser uno de los países de Europa de menor tasa de funcionarios. Para justificar la mala calidad de su servicio. Allí es popular el slogan "100% Effizienz und Zufriedenheit (100% de eficacia y satisfacción), pues allí casi se venera al contribuyente. Con esta queja trato de expresar la sensación de humillación acumulada tanto en los servicios a los que tengo derecho como contribuyente ante los obstáculos a superar, como cuando cumplo mis obligaciones fiscales, pero me falta el ánimo ante la mentalidad obstruccionista.