Viene sucediendo ya, durante mucho tiempo, demasiado tiempo. Algo que en una democracia, que en la sede de la soberanía nacional -esto es el Congreso de los Diputados-, que es donde cierta formación política lleva vetando como digo, todas aquellas iniciativas o declaraciones solemnes, que pretender recordar u homenajear o rendir tributo, a todos aquellos colectivos que por diferentes causas se ven discriminados en su devenir diario. Hablo de los derechos de la infancia, de los colectivos LGTBI, contra la violencia de género, recordar igualmente a los enfermos de sida en su día mundial y así un largo etcétera que se quedaría corto. Produce igualmente sonrojo y vergüenza, que no pueda dar solemne reconocimiento, y yo diría hasta consuelo, a los colectivos citados, todo ello dicen amparado por algún absurdo o cruel reglamento. Que los intolerantes, que los homófobos secuestren de esta manera derechos tan humanos, nos deja en bastante mal lugar, como sociedad progresista y avanzada que pretendemos ser. Los dignos representantes del pueblo se deberían plantear muy seriamente poner fin a todas estas miserias morales, que por la callada de unos y los sospechosos silencios de otros, parece no tener un fin, al menos no uno muy cercano.