En los 60 el mundo estuvo a punto de terminar, la instalación de misiles soviéticos en Cuba casi nos lleva al desastre, finalmente se llegó a un acuerdo y se volvió a la concordia. En los 90 la OTAN se comprometió con el beodo Yeltsin a no ampliar la Alianza a las fronteras de la antigua URSS, algo que con la incorporación de los países bálticos no hemos cumplido. Ahora Occidente trata de seducir a Ucrania, enviando apoyo militar. En los periódicos se tilda a Rusia de agresora, de manipuladora y de jugar sucio mediante el espionaje, y estoy convencido que todo es cierto, pero no olvidemos el equilibrio europeo de Metternich, mediante el que se logró una relativa estabilidad. Este buscaba que ninguna potencia fuese lo suficientemente fuerte como para amenazar a otras. La OTAN debe dejar de apoyar e interferir en Ucrania, de lo contrario el oso ruso, hará lo que sabe hacer, defenderse y atacar. Si no queremos una Europa inestable, y queremos seguir con el gas ruso, y no empezar a exportar gas de EE.UU. más nos valdría mantener el statu quo. Si no solo ganará EE.UU., y Europa una vez más vivirá la incertidumbre de una guerra, y verá aumentar los presupuestos militares a costa de otras partidas presupuestarias.