Genial metáfora que escuché ayer. Cierto. Si estás apuntando con el dedo, con el discurso racional, con la palabra y el gesto, a un ideal, a una meta. Si de esa manera explicas, diriges, señalas o apuntas hacia un objetivo deseable e interesante, como la solidaridad, el bien común, etc. En fin, si apuntas a un valor, los que te oyen, sin oírte realmente, no miran la luna, esa meta, ese ideal, sino que te miran directamente el dedo. ¿Quién será el bicho raro que dice eso? Buscan el dedo, al dueño del dedo, ese cerebro curioso, con lengua. Algo raro tendrá. No sabe -piensan ellos- lo que al tonto del dedo le espera con su ideal. La luna no existe y no se la van a bajar. Así es a veces la vida. Incluso Sergio Dalma cantaba: “Yo no te pido la luna...”.