Allá que se han presentado mis suegros (71 años ella y 72 él) con cita concertada en el ambulatorio para la vacunación de la tercera dosis de Pfizer. Y de allá que han salido, echándose las manos a la cabeza porque les han dicho que no tenían Pfizer y que no iba a haber más, que les podían inocular -atención- media dosis de Moderna. Estoy de acuerdo en que estamos de lo más exquisitos con las vacunas frente al covid-19, cuando de otras ni nos planteamos de qué laboratorio salen, pero que jueguen a su voluntad con los aitites... Con eso ya no estoy tan de acuerdo.