Qué mal acostumbrados hemos estado los jóvenes de este país. No hemos vivido la cultura del esfuerzo, la ilusión por la independencia personal. Fuera de nuestras fronteras (hablo de las estatales), los chavales empiezan a trabajar de manera voluntaria sobre los 16 años, en vacaciones o después de clase, para pagarse su gastos y caprichos. La mayoría de ellos se independiza cuando va a la universidad (de las ayudas y tal, otro día hablamos), pero yo me he cansado de escuchar a conocidos eso de "yo es que busco de lo mío".