Les invito a recordar una escena de la película Philadelphia. Tom Hanks le pregunta a Denzel Washington si le gusta la ópera, y de fondo irrumpe el aria La Mamma Morta interpretada, teatralizada, sentida con la portentosa voz de Maria Callas. “El lugar que me acunó está en llamas”, clama dramáticamente rodeada de soledad y dolor. Pero la aparición de las cuerdas anuncian armonía y vida: “El cielo está en tus ojos”. Ciertamente un bellísimo momento aunque entendidos y neófitos sepan o intuyan el final operístico y fílmico. Cumplidos dos meses del estado de alarma sanitaria, los hay que saltan directamente a las alegres cuerdas olvidando la turba que incendia nuestras vidas, el solo de cello que llama a la permanencia del mal pero también a la esperanza, siempre y cuando mantengamos presente y acrecentemos nuestra responsabilidad. El como a mí no me ha afectado gana boletos para volver atrás y acabar con el ingente y jamas bien reconocido trabajo llevado a cabo por cada profesional que desde sus puestos ha permanecido y permanece en primera linea, llámense profesionales de la salud, transportistas, supermercados... junto con todos los autónomos y profesionales que se han ido sumando al renacer de nuestro día a día. “Templa, oh diosa, templa estos ardientes corazones”, (Casta Diva, por Maria Callas). A los que siguen aquella máxima de relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor, sin miramiento ni prevención algunos, recordarles su vulnerabilidad.