Hace unos días acompañé a un familiar a la Unidad de Cirugía Sin Ingreso del hospital de Cruces. Dadas las circunstancias que nos rodean, como consecuencia del maldito coronavirus, he podido observar en la sala de espera, donde se mezclan pacientes y acompañantes, que algunos no respetan la norma de un solo acompañante por paciente. Además, el comportamiento de ciertas personas deja mucho que desear, dándose el caso de estornudar sin poner el codo delante de la boca, dejando el virus flotando y el suelo de la sala inundado de bichitos, poniendo en peligro la salud de pacientes y acompañantes. Ante estas situaciones, intenté telefónicamente contactar con la oficina del paciente o algún responsable de seguridad, con el fin de mejorar los protocolos en estos casos, buscar una solución o medio que controle la presencia de más de un acompañante, pero verdes las han segado. Igual resultado obtuve con la Delegación Territorial de Sanidad de Bizkaia. Muy amablemente la señorita que me atendió telefónicamente, me remitió a atención del paciente de Cruces. He llegado a la conclusión de que muchas recomendaciones doy pero pocas cumplo, para que no se propague el virus.