Café solo o con leche, 0,88 euros; caña de cerveza, 0,96 euros; 4 churros, 0,93 euros. Parece el listado de precios de la cafetería de un club de jubilados donde ancianos con humildes pensiones necesitan estos precios para poder disfrutar de una consumición. Pero no, se trata de los precios del bar del Congreso de los Diputados. Curioso que trabajadores con sueldos por encima de los 4.000 euros mensuales necesiten que el Estado subvencione el bar de su centro de trabajo con 1,04 millones de euros al año para que se puedan beneficiar de estas ventajas. ¿Este sobresueldo no puede ser considerado apropiación indebida como los pagos realizados con las tarjetas negras por directivos de Bankia? Creo que existe cierta similitud. En 2016 se aprobó un decreto que prohíbe el consumo y tenencia de alcohol durante la jornada de trabajo. ¿Por qué entonces se permite consumir bebidas alcohólicas en el bar del centro de trabajo a estos trabajadores? ¿Acaso no se les considera trabajadores o quizás el Congreso no es su centro de trabajo? Las bebidas alcohólicas de alta graduación subvencionadas fueron retiradas de la lista de condiciones del antiguo concurso. Algo de decoro tienen sus señorías.