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Markel celebra su 10º 'cumplemés' en casa

Kaixo, me llamo Markel y hoy 28 de enero, celebro mi 10º 'cumplemés'. Cuando nací les dijeron a mi aita y a mi ama que cada hora, cada día, cada semana que pasara era importante y que todo había que celebrarlo.Es lo que tiene haber nacido con 24 semanas y 810 gramos!

Mis 128 primeros días de vida los pasè en mi hogar, en mi refugio.

Digo mi hogar, y no Neonatología o la 6ª planta de Cruces porque tanto para mí, como para mi ama y mi aita ha sido algo más que una planta de hospital.

Nos han tratado, cuidado, mimado y querido como un miembro más de aquella gran familia, mi segunda familia.

Esta, la componen no solo el equipo de profesionales de todos los ámbitos que trabajan allí, sino también el resto de niñas/os, aitas y amas que como yo, estaban día a día.

Como en toda familia, hemos reído, llorado, sufrido, enfadado, hablado? ¡hemos hablado de tantas cosas!; de nuestras vidas hasta ese momento, del presente y del futuro, de nuestros hijos/as, de donde vivíamos, de pisos recién comprados, obras, bodas, bautizos, comuniones, de donde ibamos de vacaciones, de pádel, de esquí, de manualidades, de repostería, personas en común, de perros y gatos, de “yo tengo un tercio”, “yo, completa” ¡hemos pasado hasta por distintas OPEs!

Dicen aita y ama que fue duro, mucho. Duro, difícil y cansado, pero que gracias a esa gran familia fue todo mucho más fácil para ellos. Esa mano que, para animarlos, siempre tenían encima del hombro o esos abrazos que les daban en los momentos difíciles.

Para mí no había más que cariño al hablarme, dulzura al cuidarme, curarme o pincharme? y mimos, ¡muchos mimos!

¿Sabéis que nos vienen a cantar ópera? Eran unos momentos increíbles. El silencio era absoluto, no llorábamos y hasta las máquinas dejaban de pitar.

Deciros que existe un banco de leche materna donde las amatxus que quieran puedan donar leche. ¡No os podéis imaginar qué labor tan importante! A los txikitxus esa leche nos da vida.

Aita pide una salita para que los aitas puedan esperar. Es que siempre dice que cada vez que ama entraba al lactario, ella perdía la noción del tiempo con sus amigas y a él se le hacía eterno. Sí, amigas, porque ama dice que el lactario le ayudó mucho como terapia, era su refugio para reír, llorar, ponerse al día de nuestros avances o retrocesos. Estaba tan a gusto que el tiempo volaba.

Esta vez mi “cumplemés” lo celebro en casa. Sin embargo, el 9º lo celebré también en la 6ª planta de Cruces. Esta vez en Lactantes, donde me trataron estupendamente junto con urgencias. ¡Fijaos si estaba a gusto que tuve dos ingresos en un mes!.

Quiero terminar contándoos que no hay día en que mi aita y mi ama no se acuerden de todas las personas que componen mi segunda familia.

Siempre tienen alguna anécdota que contarnos a Aitor y a mí, pero sobre todo, lo que más repiten es gracias. Gracias una y mil millones de veces, gracias por tanto.

Gracias no solo por cuidarme y ayudarme a salir adelante, sino también por querernos y dejarnos quererlos.

Por último, quisiera mandar muchísimo ánimo y fuerza a esos/as pequeños/as luchadores/as que como estuve yo, están ahora allí viviendo la que definitivamente es una experiencia extraordinaria (maravillosa) de VIDA.

Eskerrik asko bihotz-bihotzez

Markel