Todo está pensado para mantenernos divididos y medrosos en una sociedad enferma, hipnotizada desde los distintos ángulos informativos, alejados como estamos de nuestra propia reflexión. Darse cuenta de esto, y romper el hechizo que nos lleva por donde no queremos, es fundamental. Deberemos recordar que somos libres, que funcionamos en el 90% del tiempo en automático, que es el otro, con su información, el que nos marca la pauta y nos lleva por donde no nos interesa, por un sendero donde somos fáciles de manipular. Existen dos vías bien diferenciadas. La primera, aparentemente fácil y que se deja llevar por la corriente, está condenada al sufrimiento y al fracaso; la otra, nos libera de esa hipnosis y su ruido, nos hace conscientes de que sí podemos, de que tenemos recursos y sabemos qué y cómo utilizarlos. Escucharnos atentamente, a nosotros mismos y entre nosotros, y recuperar el valor, esencial, de la Palabra es el reto primordial. Palabra que crea mundos y cambia Realidades. Recuperando así esa 3 de la que hablaban los antiguos, sobre la cual construir el nuevo modelo de sociedad, que no surge primero de lo denso, como pensamos, sino de lo sutil: el pensamiento y la Palabra.
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