A uno le gusta leer la columna de Javier Vizcaíno en DEIA, por rompedora, valiente y original en sus interpretaciones.
Pero el pasado 23 de octubre, Javier debió tener un acceso de buenismo y paz celestial porque escribió nada menos que el antifranquismo en 2016 es extemporáneo.
Todo venía a cuento del trato recibido por la estatua ecuestre del dictador en una exposición que se llevó a cabo en Barcelona.
Comprobé el nombre del abajofirmante de la columna, como acostumbra a decir él, por si era Jorge Fernández Díaz o Jiménez Losantos, pero no. Ponía Javier Vizcaíno.
En mi opinión ni el antifranquismo ni el antinazismo serán jamás extemporáneos mientras queden militantes o simpatizantes del mismo.
Y desgraciadamente los hay a paladas. No anduvo muy fino mi admirado redactor intrépido.