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¡Por Dios, librarnos de Iceta!

Cuando la opinión de alguien me genera dudas, pienso en ese refrán que dice Hasta un reloj parado tiene razón dos veces al día y hago un esfuerzo por intentar comprenderle aunque no siempre lo consigo. Esto me sucede con el líder socialista catalán Miquel Iceta, por su extraño comportamiento con lo que está pasando en el Ayuntamiento de Badalona. El señor Iceta sugirió una moción de censura para desbancar a Dolors Sabater, la alcaldesa de Guanyem Badalona en Comú, cuya máxima aspiración parece ser que es la de saltarse todas las leyes judiciales y reglas constitucionales que pueda. Pues bien, días después el líder del PP catalán, Xavier Albiol, le ofreció los diez escaños que tiene en dicho municipio para poder hacer la moción de censura que quiere Iceta, sin pedir quid pro quo y dejando, además, que sea el PSC quien lo gobierne. Iceta dice que “no los quiere”. Que prefiere que gobiernen los antisistema que estaban antes de recibir su apoyo. Y esta postura, por mucho que pienso, no la entiendo. El odio personal que tiene Iceta a todo lo que tiene que ver con el partido de la gaviota le está llevando hacia una frenopatía. Y este desvarío lo estamos pagando todos, socialistas y no socialistas. Debería hacérselo mirar.