Una y otra vez, un día tras otro, tenemos que oír que ha sido vejada una mujer. La gentuza esta que quiere ampararse en el alcohol, en las drogas o en el tumulto de la fiesta para esconder su frustración personal, atacando siempre a la indefensa debiera saber que, antes o después va a ser detenida, procesada y condenada. Estamos hartos de lo de “estaba borracho”, “estaba drogado”. Si uno bebe más de la cuenta ya sabe lo que tiene que hacer: dormir. Da hasta asco leer hoy, mañana y pasado la violación de una mujer, la paliza que le ha propinado algún sinvergüenza y no digamos ya cuando le ha quitado la vida algún criminal. Muchos no tienen ni la valentía de dar la cara: se suicidan, sí, pero después de lo irremediable. Poco puedo decir más de lo que todos sabemos y leemos, desgraciadamente, casi todos los días. Añadir, por último, que a todos estos que les gusta pegar, vejar, humillar y matar a las mujeres, vaya mi mayor desprecio para todos ellos. Espero que la prisión sea su casa durante largo tiempo si no saben vivir fuera. A las mujeres implicadas que sobrevivan aún les pido, con respeto, que, aunque sé que algunas veces les es muy difícil denunciar por diversos motivos, lo hagan. Es la única forma de acabar con toda esta canalla y con toda esta bazofia.