Ahorro de agua en las playas: el chocolate del loro
Estamos teniendo unas temperaturas en Euskal Herria a nivel del desierto del Gobi y cada verano contemplamos como la Diputación nos sorprende restringiendo el uso del agua en las playas, suprimiendo duchas, anulando grifos, cerrando instalaciones públicas en playas (las de Karraspio son unas de ellas) y todo parece ser en aras al ahorro de agua. Pero pienso y observo que puede que al final se obtenga el efecto contrario. ¿Pueden cuantificarnos con datos reales nuestros mandatarios públicos cuánto es el ahorro? Porque vemos que a la supresión de fuentes y grifos en las duchas playeras, la gente menuda reacciona llenando las botellas en las duchas que se mantienen, con el consiguiente derroche de agua, pues su caudal es mayor que el que aportaría un grifo o fuente. Sin valorar que el servicio ahora es muy inferior y en detrimento de la calidad requerida. Creo que no es manera de educar a la ciudadanía suprimir servicios y duchas en las playas, sino concienciando a menores y mayores de la importancia que el agua tiene en nuestras vidas. Y si no, ¡no den tan fuerte la luz del sol!