La superstición anida entre nuestros médicos
Estando de vacaciones en mi pueblo natal de Erandio, el 5 de julio pasado tuve que llevar a mi hijo a una pediatra del centro de salud de Altzaga. Mi sorpresa e indignación fueron mayúsculas cuando la pediatra me preguntó si deseaba un producto homeopático para mi hijo. Al decirle que el agua y/o el azúcar, ya que los productos homeopáticos se componen de eso, no curarán a mi hijo me dijo “pero, ¿si le funciona?”. Ningún estudio científico ha logrado demostrar jamás la eficacia de la homeopatía más allá del efecto placebo o de puras coincidencias. Los mismos fabricantes confiesan que no tiene efecto alguno pero que la gente lo demanda. Que una profesional de la salud, a la que se le supone un cierto de nivel de inteligencia y de cultura científica se dedique a vender azúcar a precio de oro y a jugar con la salud de sus pacientes en el sistema público de salud me parece indignante y escandaloso. ¿Qué será lo siguiente? ¿Agua bendita para la gripe? ¿Rezar al Ratoncito Pérez para quitar un dolor de muelas? Por favor, no abusen de la ignorancia de la gente.