Regeneración anticorrupción es la promesa que el Partido Popular esgrime como punta de lanza para que sus incondicionales se reafirmen en el voto y ser nuevamente el partido más votado para crear una gran coalición que saque al país de las tinieblas. Pero el día a día nos demuestra que su podredumbre es consustancial al proyecto. Hemos constatado que numerosos cargos políticos desde el rey emérito, Bárcenas, Granados, Barcina, Soria y un sinfín más, están atrapados en turbulencias administrativas de diversa índole, no siempre demostrables. Aun así la dirección del partido sigue firme en sus convicciones y propósitos de gobierno. Pero la guinda ha sido el Sr. de las Azores, adalid de la moderación salarial, que insatisfecho con el sueldo vitalicio de 80.000 euros anuales y un montón de canonjías, además de 1,5 millones por asesorías varias, tras adoctrinar machaconamente a la ciudadanía desde foros mil, sobre honradez y servicio a la patria, se le ha olvidado, como a otros muchos, que Hacienda somos todos y defraudarla es robar a sus ciudadanos. Atento al lance, el ministro del gremio, para que pueda seguir con la cabeza alta, le ha invitado a cumplir con sus obligaciones. César hubiera dicho: “Tu también, Jose Mari, hijo mío”. En fin, los amigos con defectos o no tendremos amigos.