Desde tiempos inmemoriales existen esos cuchitriles pegados a los muros de Santiago, donde venden joyas, relojes, tabaco, helados, turrones, chucherías... “¡Vaya pegote!”, oí hace poco cerca del pórtico. Parece ser que su existencia se debe a aquella forma de pagar a unas mujeres que hacían algo más que la corte a los presbíteros y clero en general de la entonces iglesia de Santiago. A estas mujeres el pueblo llano las denominaba “las marranas”. Esas prebendas, aunque no nos parezcan muy de acorde con la estética, la limpieza, el arte y la restauración de la iglesia del Señor Santiago, hoy día catedral, es una rémora que, basada en la historia de los poderes terrenales de la Iglesia, tenemos que soportar. Si este sucedido fuera cierto me pregunto: ¿Qué opina de esto nuestro Ayuntamiento, el obispado, la comisión benéfico, cultural, artística que organizó la adecuación, limpieza y reforma con los tiempos actuales de la catedral, la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo y la de vecinos del cogollo cultural y artístico e histórico de Bilbao? Si así fuera o no, propongo su eliminación. Supongo que será muy difícil y costoso. Habrá demasiados intereses de los actuales propietarios. Se debe también completar con la antigual tienda de Zelaia, en la calle de la Torre, esquina Correo, anteriormente Sastrería de Sucesores de Alejandro Martínez. Una comisión, unos presupuestos. Surbisa de por medio?.
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