Al igual que su impuesto y aforado antecesor, el heredero y actual rey, ha salido en estos momentos difíciles, tal cual en el 23-F, en defensa de la constitución y del orden legalmente establecido. Con ello aumenta el prestigio de la monarquía como figura indispensable en el buen caminar de la democracia española, imagen que se había degradado escandalosamente en el reinado de su antecesor, excepto para los románticos y fundamentalmente para los interesados que consideran o les interesa considerar que, aunque todos somos iguales ante la ley, algunos pueden pasar por la vida sin que nadie les hurgue en su “pública intimidad” social y financiera. Los secesionistas tienen en su contra, además de otros motivos, su confesión republicana, ya que en su empeño dejarían una persona más en el paro y es más, a toda una gran familia. Ni el estado ni menos el rey pueden aceptar esto éticamente. En Cataluña dirían “la pela es la pela”. En breve tendremos la oportunidad de ver qué marcha le va al pueblo y al que Dios se la dé, san Pedro se la bendiga.
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