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Desafío catalán

España no es, o al menos no debería ser, un país de pandereta, después del desafío del Parlamento de Catalunya lo que habría que hacer es disolver la comunidad autónoma, detener a los impulsores de esta tentativa secesionista y suprimir las competencias que están reconocidas en su Estatuto de Autonomía. El pueblo español se dotó de una norma fundamental de convivencia, y esta no es otra que la Constitución. La Carta Magna no es algo que se puede tomar a la ligera, si permitimos que cada uno vaya por su lado, solo lograremos retroceder en el tiempo, el rupturismo supone una huida hacia delante de esta pretendida república catalana que estaría liderada por un partido empantanado por los casos de corrupción. Me gustaría saber si realmente el pueblo de Catalunya es lo que desea. ¡Ah, no! Es cierto, se me olvidaba, ya hubo elecciones y la mayoría de la población votó por una visión conciliadora y partidaria de seguir unidos, cuan rápido olvidan los autodenominados demócratas la voluntad popular. El gobierno debe actuar sin miramientos, debemos ser un país serio y cortar esto de raíz. Y sobre todo velar por la voluntad de la mayoría de los catalanes reflejada en los últimos comicios.