El conflicto y las actitudes emocionales se generan más por ignorar las diferencias que por la evidencia de que existen. La autoridad de Madrid quiere ignorar por motivos políticos que existen entre Cataluña y España, y que puedan explotar, diferencias relativas a cultura, economía, historia, y que no son solo una variedad de “la España indivisible”, sino también discrepancias e incompatibilidad. Incompatibilidad que se puso de manifiesto en el momento en que se desautorizó expresar la libre opinión de la ciudadanía catalana, fabricando un cálculo contrario a la realidad y como si la Constitución fuera un valor absoluto, la melodía gregoriana, en contra de los valores humanos de libertad y justicia, que son la melodía popular. Si se tratara de rasgos faciales o de color diferente, como si el blanco fuera superior al negro, y no de factores variados de diseño nacional, se podría interpretar como mera desobediencia a una ley de un territorio que se quiere diferenciar, pero se trata de una división entre los componentes de un Estado, entre poblaciones que no se consideran vecinos idénticos.
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