Hasta ahora se ha avanzado bastante en la reducción de la producción de sustancias contaminantes. No obstante, si la tecnología sigue avanzando habrá que replantear algunos de nuestros métodos. No podemos permitir que el progreso siga su camino imparable a expensas de los recursos naturales de los que disponemos. En el siglo XXI, los avances solo serán aceptables si con ellos se preserva el orden actual. Debe ser capaz de alcanzar sus objetivos sin dañar el medio ambiente. Inspiración no nos falta. Baste mencionar como ejemplo los avances efectuados en los ámbitos de las energías hidráulica y eólica, la energía solar, los equipos de construcción de gran eficiencia y los materiales alternativos. Pero llevar las ideas a la práctica supone invertir muchos años en investigación y desarrollo que, junto con la innovación configuran un desarrollo esperanzador. Euskadi está haciendo de las ideas una realidad práctica y viable, que fijará el camino para preservar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.