Yo pensaba que la chulería extrema era cosa de bilbainos, pero ¡qué va!, la supera con creces el actual Gobierno del PP. Tras exponer el nuevo secretario socialista, Pedro Sánchez -quien, por cierto, apunta ya maneras de nuevo presidente de Gobierno al más puro estilo bipartidista clásico-, que sería conveniente reformar la Constitución para dar salida al conflicto catalán,y tras afirmar el PP que su Gobierno ha hecho las mayores reformas del mundo, va Rajoy y salta que no contempla ninguna reforma constitucional. Línea roja se denomina a la consulta independentista catalana, lo que nos sitúa a todo el país en un bochornoso colorido de alerta peligrosa. Digo yo que si desde una perspectiva nacional soberana Catalunya somos todos, también lo somos desde una perspectiva nacional dialogante y se nos debiera dejar opinar respecto a la reforma constitucional, más aún cuando somos tantos los españoles menores de 50 años que aún ni siquiera hemos votado dicha Constitución. Una reforma constitucional será de las pocas prioridades que de verdad se tienen en este país, no solo para dar salida a las necesidades de los catalanes en materia de autogobierno, que nada tiene que ver con secesión, sino porque resulta urgente que se sepa lo que opinan sobre la Constitución de 1978 quienes aún no la hemos votado. Y para votar hay que introducir un debate que el Gobierno actual zanja de cuajo, dejándonos a todos los ciudadanos de dos palmos, pagando un montón de parlamentarios a los que no se les deja opinar sobre nada.
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