Bastantes más de mil muertos palestinos, en buena parte civiles, y unas decenas de israelitas certifican dos realidades. Una, el fracaso total de Israel al no haber podido acallar a un enemigo de muy escasas fuerzas rodeado, aislado, bloqueado y dejado a su suerte por sus propios hermanos, con una población civil que no puede huir ni refugiarse en parte alguna, una rebelión con una force de frappe que no ha sido aún acallada por el mejor y mas sofisticado de todos los ejércitos del mundo, dejando muy claro el fracaso total de Israel en todo lo que no sea matar. Esa es la verdad, pero más escandalosa aún es la criminal actitud internacional, eludiendo su responsabilidad, sin tomar medidas efectivas para impedir al menos la masacre de civiles en uno y otro bando. ¿Dónde está la inmediata fuerza de interposición? ¿Dónde la resolución que lleve la tutela internacional sobre los dos fallidos estados de la zona, el palestino y el israelí? Porque dígase si no es un fracaso mundial que no se haya cumplido aún, desde 1948, el mandato de la ONU para lograr la existencia y convivencia pacífica de dos pueblos que siempre serán vecinos y están condenados a convivir. ¿De veras creen en Tel Aviv que masacrando una y otra vez a los palestinos van a solucionar un problema de esas características? Salvo que haya intereses, en cualquier sentido, para mantener esa situación criminal. Criminal por las tres partes, las contendientes, los bloques que les dan soporte y la internacional.