Sobrevivir a la crueldad

Bruselas ha pedido explicaciones a España por las crueles prácticas usadas contra los inmigrantes. Nos estamos acostumbrando a oír noticias sobre los muertos de la inmigración en pateras. Más allá del dato, son seres humanos desesperados cuyo único delito es buscar una vida digna, que luego no es tal. Muchos de ellos, víctimas de las mafias lugareñas, tardan una media de tres años en salir de sus aldeas y conseguir montarse en una embarcación en condiciones precarias. ¿Cómo se defienden los derechos de estas personas? ¿Dónde están las asociaciones próvida para defender la integridad física de estos seres humanos tachados de ilegales? ¿Dónde se encuentra el sentido ético de los que desde puestos de máxima responsabilidad ejercen de guardianes de nuestra moralidad? El derecho a la vida de estas personas queda vulnerado si no se les presta la ayuda necesaria. Si existe un Tercer Mundo es porque hay un Primero que algo tendrá que ver en el mal reparto de la riqueza. Pero Europa está demasiado entretenida en buscar soluciones a su crisis, que ni de lejos supone una lacra humana comparable al drama existencial y vital por el que pasan las gentes de estos países endémicamente pobres. Cuando se lanzan a la aventura suicida de subirse en un cayuco, no lo hacen en busca de lo que los occidentales entendemos como una vida mejor, lo hacen paradójicamente para "sobrevivir".

Miren Bilbao. Getxo