Según el Diccionario de la lengua española, credibilidad es una calidad de la palabra creíble, que a su vez significa que puede o merece ser creído.

Pues bien, ateniéndonos a la forma de actuar de este Gobierno español, es indudable que el mismo no merece ni puede ser creído, aspecto clave a la hora en la que los ciudadanos de buena fe depositan su confianza en las consultas electorales que les presentan los políticos. Una vez más aquellos han comprobado la nula fiabilidad que esta casta privilegiada les produce.

El problema es la falta de reacción del pueblo ante este comportamiento totalmente desleal que lo disfrazan con vanas promesas a la hora de vender su producto de cara a unos nuevos comicios.

¿Hasta cuándo nos vamos a dejar manejar por esta casta de informales que nos mangonean a su capricho y que no dan el más mínimo ejemplo de aplicarse las mismas mediada a sus ya abultados bolsillos?

¿Hasta cuándo vamos a esperar a manifestarles públicamente nuestro malestar?

Para ello no nos hace falta que sindicatos, organizaciones de izquierda, etc., etc., nos marquen la hora de salida de esta manifestación que sin duda va a llegar; debe de ser el ciudadano que denuncie este comportamiento que a todos nos tiene hartos.

¡Políticos no os necesitamos! Ganaros vuestro pan como el resto de la ciudadanía.

El pueblo tiene credibilidad, vosotros hace tiempo que la perdisteis.