La sociedad más pasiva, la que nunca sale a la calle a protestar por las injusticias que le afectan directamente, ya sea por desinterés, apatía o egoísmo deben de saber que su indiferencia atrasará la posibilidad de que algo cambie para conseguir otro mundo más justo, y también que de los logros, pequeños o grandes que se consigan sin su participación, ellos también se beneficiarán pero solo como mansos sociales, y no como respetados y bien aprovechados miembros de la comunidad.