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Comentario sin desperdicio

Leí el día 25 de julio la Mesa de Redacción de DEIA firmada por Jon Viteri, cuyo título era A la cárcel. Si todo el dinero que han mangado toda esta panda de chorizos y maleantes que han arruinado el país y la Banca estuviera en el lugar que le corresponde, hoy no estaríamos hablando de una crisis económica: hablaríamos de crisis sociopolítica, institucional e, incluso, de carencia moral.

Todos estos señores que duermen, quizá hasta plácidamente, en sus casas, deberían hacerlo tras las rejas de una prisión de alta seguridad, no sin antes haber devuelto lo robado en su totalidad. No pueden irse de rositas, el pueblo exige justicia. A políticos corruptos, chorizos, a banqueros que con sus multimillonarios finiquitos y pensiones vitalicias astronómicas han arruinado la Banca y el país, a expresidentes tanto a nivel de Estado como autonómico con unas pensiones que deberían ser motivo de rubor al recibir tanto sin mérito alguno, se les debería caer la cara de vergüenza.

Que nadie me acuse de hacer demagogia barata si digo que a muy poca distancia de tanto lujo y derroche, un numeroso grupo de voluntarios atendemos a cientos de personas en los comedores públicos de una reconocida ONG. Atendemos a personas que lo han perdido todo: hogar, trabajo... hasta la ilusión.

Lo escribo con rabia contenida, porque cada una de estas personas es una historia distinta con un denominador común y hay situaciones en las que hay que esforzarse para contener alguna lágrima, porque nosotros nos podemos flaquear en su presencia.